En una misma semana te sueño 3 veces.
Sueño con derrumbes de superficie, correr montaña arriba mientras todo atrás de nosotros se cae. Te tomo de la mano con fuerza para señalar el camino que siempre será hacia arriba.
Habitar los sueños es un lugar no-lugar tan cómodo para mí, una ollita de sopa de misterios y no tantos, sopita de inconsciente, la parte del sueño que no contamos y que sale a flote es lo más sabroso (un cadáver exquisito).
En los sueños nos encontramos y al despertar (nos) bloqueamos o fingimos demencia.
Te pregunto si es que estarás bien, te cuento que llevo 3 días soñando contigo. Aceptas juntarnos.
La parte del sueño que no cuento se canta sola, le sacas sonido a todo lo que tocas.
Pongo mi oído derecho en el centro de tu pecho y digo: te escucho todo por dentro.
Estoy tan despierta como dormida, ya no tiemblo como ese día en que pensé sería el último, estamos tan presentes como podemos.
Esto te va a gustar, me dices. Y entre todo lo que suena percibo el Mezzanine de Massive Attack, el When de Vincent Gallo (intro de Al Aire se evidencia más) y un poco del Milk & Kisses de Cocteau Twins. Todos discos favoritos de la vida. Escucho mientras pienso en que hiciste súper bien la tarea y recuerdo la película La Pianista, entre tanto pensamiento y sentimiento que aparece.
Y no, no saben.
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