Por eso yo ya me voy,
no quiero tener nada que ver
con esa fea relación de acción,
construcción-destrucción
(de los paseos a Viña con Ariel, mientras escuchamos el Re y pololeamos)
Dondequiera que voy las personas están echando a perder sus vidas. Cada cual tiene su tragedia privada. La lleva ya en la sangre: infortunio, hastío, aflicción, suicidio. La atmósfera está saturada de desastre, frustración, futilidad. Rascarse y rascarse... hasta que no quede piel
Trópico de Cáncer, H. Miller.